El hostigamiento constante y la intimidación que sufría Aaron Dugmore por parte de sus compañeros en la escuela de primaria de Erdington (Birmingham)
se habían intensificado más que nunca durante los últimos meses. El
simple hecho de ser blanco había convertido a este chico de 9 años en el
centro de burlas, chistes y amenazas en un colegio donde el 75% de los
450 alumnos (de entre tres y once años) pertenece a minorías étnicas,
principalmente procedentes de India, Pakistán y Bangladesh.
El acoso se reproducía día tras día. Le llegaron a poner un
cuchillo de plástico en el cuello y le advirtieron de que la próxima
vez sería real. «Todos los de raza blanca deberían estar muertos», le espetaban, según informa el diario Daily Mail. Aaron cedió a la presión y acabó suicidándose.
Su familia le halló ahorcado en su habitación y ellos no tienen ninguna
duda de que el «bullying» por parte de los otros alumnos de la escuela
le llevó a quitarse la vida. El pequeño fue llevado de inmediato al
hospital infantil de Birmingham, pero falleció de un paro cardíaco.
A pesar de las quejas de sus padres, Kelly-Marie Dugmore, de 30 años, y su padrastro, Paul Jones,
de 43, nadie hizo nada en el colegio para detener el acoso. Sin
embargo, desde la escuela aseguran que se había resuelto el problema y
que el pequeño había logrado integrarse en el aula.
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