viernes, 23 de noviembre de 2012

Poesía Disidente

Llegó la amarilla marabunta
y no trajo la mugre agresiva del moro
ni la zafiedad del amerindio.

Un cáncer silencioso que sonríe
con avidez de hienas codiciosas
ocultando un dédalo de esclavos
explotados en talleres infectos.

Y un día ya no hubo tiendas ni tabernas.
Sólo covachas extrañas y extranjeras
Con la asiática codicia de hormiguero.

Y fueron nuestros hijos
extraños en su Patria
y hubieron de servir como lacayos
a cambio de un mendrugo sucio
al nuevo judaísmo del Oriente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario